Para
el arquitecto y pintor, la cultura es lo que hace todos os días el
hombre, desde que se levanta repite gestos y sobre todo ello va
construyendo cultura. En cuanto al arte, la define como la capacidad
de realizar algo difícil, y hace la comparación con el hecho de
quitarle el hueso a un jamón sin despedazar la carne.
Estos
conceptos no son llevados a cabo en el sistema educativo, donde se
somete al alumno a un programa sin haberlo visto a él primero, sin
conocerlo, por tanto, se podría comparar con un sistema de
producción en serie, donde las diferencias y actitudes de cada uno
quedan un tanto aplastadas en el olvido. Un grave error, ya que es
importante dejar desarrollar las características individuales, y el
arte es un hacer individual, preocupado o no por lo que acontece. Si
no animamos a nuestros hijos a manifestar sus emociones, e incluso se
lo tratamos de impedir, de algún modo estamos destruyendo su
vocación, su felicidad, su futuro; por lo tanto, es contra-natura no
invertir en educación.
Ser
creativo significa ser consciente de lo que te rodea: “un grado de
conciencia del individuo sobre la inconsciencia del resto”, y nadie
es quien para decir a otro que no tiene capacidad creativa.
Una
de las cosas con las que uno descubre su habilidad, es la
reiteración: el trabajo constante hace que surja la vocación y la
profesión, por lo que no habrá obra sin un previo trabajo. La
constancia puede hacer llegar más alto a un supuesto sujeto menos
“creativo” que a un segundo supuesto que si lo sea y no sea
constante en su trabajo. Existe una palabra que engloba este tema:
entusiasmo.
Gonzalo
Vivián defiende también la necesidad de hacer una pedagogía de la
pregunta en lugar de una pedagogía de la respuesta: es más
importante averiguar que saber lo averiguado, ya que el aprendizaje
ha de ser libre, lúdico e interesante. Cuando un individuo es
sometido a una situación, éste se plantea en preguntas: la pregunta
lo justifica.
Además,
la creación parte de una pregunta: ¿qué quiero hacer?, ¿cómo lo
quiero hacer?, etc... y además, lo hago.
Por
todo ello, se debería concienciar a la sociedad desde dentro la
importancia de dar un giro a la manera de enseñar -teniendo en
cuenta que existen excelentes profesionales que hace tiempo que no se
guían por un jerárquico sistema que impone desde arriba, pero son
una minoría- de este modo, desde la concienciamiento del individuo
se puede progresar, porque éste exigirá más, no se conformará. El
conformismo solo tiene como fin la infelicidad.
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